Dar el paso a la democracia

Emanuel Pastreich
17 min readSep 20, 2020

“Dar el paso a la democracia:

por qué es indispensable que estas elecciones sean especiales”

Emanuel Pastreich

Candidato a la Presidencia de Estados Unidos 2020

Pocos políticos abren sus manidos tributos a nuestro país sin unas palabras sobre democracia. Sin parpadear, sin titubear, alaban a la democracia, a pesar de que ésta yace desangrándose a sus pies.

Desde los comienzos de Estados Unidos, la democracia ha significado una batalla constante. En la lucha, ha habido momentos brillantes, que inspiraron al mundo, aunque también ha habido muchos retrocesos trágicos. Más aún, muchos de quienes visitaban Estados Unidos en el pasado podía aprender algo acerca de nuestras prácticas, lo cual era de ayuda en sus países cuando regresaban. Teníamos un papel importante.

Esos tiempos pasaron hace mucho. Ahora, Estados Unidos debe ser un humilde aprendiz, atento a aprender de otros países, de la gente pensante que, en el mundo, reflexiona acerca de lo que debe ser y lo que no debe ser la democracia.

El significado de la democracia en Estados Unidos sigue siendo una pregunta abierta.

La pregunta está abierta en el sentido de que muchas partes de nuestro proceso democrático siempre han estado limitadas, desde el momento en que la Constitución fue redactada. La democracia estaba limitada por el colegio electoral, limitada por los requisitos para votar, limitada por los diversos mecanismos que reducen la democracia participativa y limitada por el número de decisiones que pueden tomar los ciudadanos.

Se negaba a los ciudadanos el derecho a votar porque eran negros o indígenas, porque eran mujeres, porque no podían pagar impuestos o porque no poseían algún terreno. A muchos se les sigue negando el voto porque tienen un expediente criminal (a menudo como resultado de aceptar una culpa a la fuerza), porque viven en un barrio pobre donde no hay máquinas para votar, porque no cuentan con la identificación que reconocen las autoridades locales, o simplemente porque resulta conveniente que su voto se pierda en el proceso de contar votos.

Las barreras contra el voto se están haciendo más altas con cada día que pasa. Es bastante probable que las elecciones de noviembre ni siquiera lleguen a ser elecciones.

Hay mucho que decir sobre la democracia. Muchos de nuestros honorables políticos ni siquiera tocan las cuestiones importantes. Es preciso que nos preguntemos si podemos tener una democracia, si los miembros de la comunidad no se conocen, y si no pueden participar en las decisiones que conciernen a su propio barrio, su ciudad, su estado. ¿Puede haber democracia, si la construcción de carreteras, escuelas y oficinas que alteran negativamente al ambiente se decide sin consultar a los ciudadanos? ¿Cómo podemos dejar la decisión a los bancos, los desarrolladores y las empresas, sin que haya intervención directa por parte de los ciudadanos?

¿Si solamente se nos pide votar en contadas ocasiones, y entonces solamente por un candidato preseleccionado a puestos locales, estatales o nacionales? ¿Acaso no importa si todas las políticas las deciden unos políticos que siguen las instrucciones de la banca de inversión y de los multimillonarios?

¿Acaso tenemos una democracia, si no se nos permite tomar parte en el proceso en que se determinan las políticas que más nos impactan?

Entre la mayoría de los comentaristas estadunidenses que los medios comerciales nos presentan a manera de líderes, el supuesto es que, si bien hay algunos problemas con las elecciones en Estados Unidos y ciertos problemas en el proceso de la gobernación, estos problemas son de naturaleza secundaria. Se nos dice que no debemos concentrar la atención en estos problemas y que no deben ser el fundamento para rechazar la legitimidad de las elecciones, o para cuestionar el sistema en su totalidad.

¿Cuál es el resultado de esta manera de proceder? El sistema democrático se deterioró todavía más, con lo cual ha empeorado gravemente el bloqueo del voto ciudadano, la falta de máquinas de votar en los barrios y la evidente manipulación del voto, tanto elecciones primarias como en elecciones generales.

Se supone que el negar a los ciudadanos el derecho a votar con fundamento en su situación económica o sus antecedentes raciales nunca es razón para exigir que una elección se realice de nuevo, o que quienes participan en estos crímenes no tienen por qué ser acusados de haber cometido un delito e ir a la cárcel. Se supone que no es la gran cosa interferir con los programas de cómputo de las máquinas de votar, o que las máquinas de votar no tienen por qué dejar rastros verificables de la intención de voto.

Sin embargo, sería impensable que fuera igual de fácil interferir con los programas de un cajero automático o con otros sistemas para controlar el dinero. Ello se debe a que, para el sistema actual, el dinero es fundamental, pero no así el voto de los ciudadanos.

Lo que hace falta en Estados Unidos es que haya políticos que exijan la desaparición de las elecciones fraudulentas, que digan que ya no podemos organizar esa clase de elecciones ficticias y que no se reconocerá la legitimidad de tales elecciones.

Permítanme decirles lo que otros son demasiado cobardes para decir, aunque es preciso decirlo. La serie de elecciones primarias realizadas por los Partidos Republicano y Demócrata no fueron un esfuerzo democrático para escoger candidatos. La elección para la Cámara de Representantes, el Senado y la Presidencia, programada para el 3 de noviembre de 2020, no será una elección legítima en ningún sentido.

No podemos aceptar estas supuestas elecciones y desde ahora mismo debemos tomar las medidas necesarias para garantizar unas elecciones legítimas, que restauren la democracia en Estados Unidos. Las elecciones deben ir mucho más allá, para que todos los ciudadanos puedan votar de manera plenamente verificada, asegurando que las leyes sobre documentos de identidad y otras conjuras criminales no sean usadas para privarnos del derecho a votar.

Es preciso restaurar la democracia en Estados Unidos. Ello implica regresar al mecanismo de votación relativamente transparente que existía antes de la privatización del conteo de votos que tuvo lugar en el año 2000. Estas elecciones deben establecer un proceso verdaderamente transparente y verificable en las elecciones a todo lo largo de Estados Unidos, abriendo por primera vez las puertas de una democracia participativa y representativa. Se debe garantizar el voto verificable y transparente en los barrios pobres, las reservaciones de indias y los pueblos remotos donde habitan aquellos a quienes los negociantes de poder abandonaron.

Debemos tener unas elecciones generales especiales que sean legítimas. A continuación, algunas de las cuestiones que se deberán enfrentar si es que queremos tener elecciones legítimas.

El papel de la política partidista

Las elecciones especiales que se celebrarán significarán un cambio importante en la dirección de Estados Unidos. En un sentido muy profundo, marcarán el inicio de un ciclo positivo a favor de la participación y la transparencia, alejándose del mercadeo, el consumo y la gobernación a manos de unos pocos. Por esta razón, es fundamental que construyamos unos cimientos muy firmes. Muchos de los preparativos de las elecciones implicaran un regreso al espíritu y la letra de la Constitución.

Por encima de todo, los partidos políticos corruptos, en especial el Partido Republicano y el Partido Demócrata, no tomarán parte en estas elecciones. La constitución no les otorga ninguna autoridad especial en cuestiones de gobierno y su colusión con las empresas y los ricos, para excluir otras voces y presentarse a sí mismos como la única alternativa viable, es criminal, anticonstitucional y carente de toda ética. Las organizaciones con este nombre pueden reunirse para discutir los asuntos públicos con otros ciudadanos. Sin embargo, no se les debe favorecer más que a otros grupos de ciudadanos. Aunque los candidatos pueden estar afiliados a cualquiera de estos partidos, o a algún otro partido, al momento de la celebración de las elecciones, el tema de la discusión estará constituido, no por los partidos, sino por las políticas, los logros y las soluciones de largo plazo.

Ciencia y opinión

A lo largo de la campaña, toda discusión previa a las elecciones deberá estar fundamentada sobre el análisis científico. Sea que estemos hablando del impacto de largo plazo del cambio climático, del consumo de energía, la discriminación, la concentración de la riqueza, la militarización de la sociedad o la privatización del sector público, tanto la campaña como las elecciones deberán basarse en la precisa presentación de hechos al público. En esta campaña, no habrá lugar para afirmaciones falsas o engañosas, pues los ciudadanos tienen derecho a una valoración científica y lógica de los verdaderos problemas del país. Si los medios comerciales no pueden comportarse de esta manera, no podrán tomar parte en las elecciones.

Los hechos objetivos y el análisis científico no garantizan que desaparezcan las divergencias de opinión. No obstante, hay una distancia infinita entre las diferencias de interpretación dentro de los límites del análisis objetivo y una política de sesgos, egos y caprichos. Esta elección convertirá a los ciudadanos en ciudadanos, terminando con el proceso criminal de vender a los ciudadanos a las agencias y consultorías de publicidad, respaldadas por las empresas. Vamos a comenzar a crear conciencia entre los ciudadanos, para así procurar la perdurabilidad de una sociedad libre.

Decadencia del periodismo

El periodismo no es optativo, un servicio al alcance de quienes lo puedan pagar, o tengan la educación necesaria para usarlo. Si nuestros ciudadanos no cuentan con acceso a fuentes confiables de información, se verán obligados a utilizar los informes equívocos producidos por periodistas que hacen relaciones públicas para las empresas multinacionales. Así no hay manera de crear algo parecido a una democracia.

La democracia requiere que contemos con información precisa y detallada a disposición de los ciudadanos. Una cultura que alienta la reflexión profunda y el análisis racional es un requisito indispensable, no un vago objetivo a futuro. En los próximos seis meses, vamos a crear fuentes de periodismo acertado para todos los ciudadanos, que garantizarán un público informado y un camino abierto hacia la democracia.

La Constitución

La Constitución es la base del gobierno de Estados Unidos y su autoridad está por encima de los políticos habladores. Sin embargo, como nuestros padres y abuelos, está lejos de ser perfecta. Debe actualizarse para enfrentar las nuevas circunstancias.

En la crisis actual, hay quien ha llegado a decir que la Constitución tiene tantos defectos que se necesita algo nuevo. Hay que recordar lo que William Lloyd Garrison, el gran abolicionista, escribió al respecto: “La Constitución es un pacto con la muerte y un acuerdo con el infierno.” Se refería a que, por la naturaleza misma de la convención constitucionalista de 1787, la carga fundamental estaba dedicada a la conservación de la propiedad privada y, más específicamente, al trato de propiedad privada que se daba a los ciudadanos, mejor conocido como “esclavitud”. Todavía al día de hoy nos encontramos con que los ricos y poderosos tratan a sus conciudadanos como si fueran propiedad, como si fueran ganado. Claro que el juego ya cambió, pero la lucha sigue siendo la misma en lo fundamental.

No obstante, Frederick Douglass, otro abolicionista, pasó grandes trabajos para demostrar que, como texto vivo, está comprometido con un gobierno democrático y responsable, por lo cual la Constitución es fuente de inspiración y se le puede empujar en nuevas direcciones, para que incluya a todos los ciudadanos.

Douglass sugirió que leyéramos las palabras de la Constitución asumiendo que valen para todos, sin importar sus problemas o dificultades. Entonces, podría liberarse todo el potencial del documento.

Incluso en esta hora tan oscura, el argumento de Douglass acerca del potencial de la Constitución todavía tiene mucho que decir.

Acceso a la información sobre candidatos y políticas

La selección de candidatos para un cargo debe estar basada en el espíritu de la Constitución, así como en principios de gobierno ético y científico.

Todos los varones y mujeres de Estados Unidos que tengan la visión, las habilidades y el compromiso moral con la causa de la justicia social, legal y económica, todos aquellos que trabajan para crear un mejor país para los hijos de sus hijos, deberían tener derecho a participar como candidatos en las elecciones para la Cámara de Representantes, el Senado y la Presidencia. Como parte de la campaña, el público debe conocer sus habilidades, sus planes y sus cualidades morales innatas, junto con las organizaciones que los apoyan.

Más aún, como ciudadanos y como gobierno podemos hacer mucho por cambiar la cultura política, por animar el debate racional, la participación de los ciudadanos en la discusión. Si ponemos todo nuestro empeño en ese proceso, podremos transformar la manera en que los estadunidenses piensan y actúan, la manera en que se ven a sí mismos. Abrir espacios para el debate en Estados Unidos permitirá salir a la luz a los nuevos líderes, que han estado ocultos detrás de las altas paredes del privilegio que rodea a los partidos políticos. Animará a aquellos que, partiendo de las fortalezas de Demócratas y Republicanos, quieran salir e ir más allá de un mandato limitado para servir a sus patrocinadores y mecenas.

Mucho más importante que dar salida a mentiras y distorsiones por medio de una publicidad que está diseñada para obstaculizar la democracia participativa, es contar con eventos abiertos para que los ciudadanos, cuadra por cuadra, puerta por puerta, se sientan animados a conocerse y a considerar en detalle las propuestas políticas. Las reuniones entre ciudadanos nos permitirán tejer lazos que crecerán en futuro, permitiendo a los ciudadanos resolver los problemas por sí mismos, más que siempre votar por un extraño de quien esperan que les resuelva los problemas.

Financiamiento de las elecciones

Las verdaderas elecciones están detrás del dinero para las elecciones. Los funcionarios ya han quedado determinados antes de que nadie haya emitido un voto. La opinión de los ciudadanos se ha vuelto irrelevante para el proceso. La ley “Citizens United” permite que el dinero sucio entre al sistema político de manera ilimitada. Ése fue el clavo que cerró el ataúd de nuestra democracia. Como el pecado del incesto, es tan grotesca, humillante y vil la manera en que nuestros gobernantes autoimpuestos abusan de los ciudadanos que, en compañía educada, mejor que enfrentar la verdad, es fingir que no pasa nada, mejor pretender que se puede ser optimista, porque las cosas mejorarán por sí solas en el futuro.

No obstante, a veces no queda más sino enfrentar la fea verdad. Éste es uno de esos momentos.

La única solución está en planear unas elecciones en la cual los ricos y poderosos no podrán financiar a los candidatos, unas elecciones en que habrá información confiable a disposición de todos los ciudadanos que quieran conocer los temas y los candidatos, en promover una cultura en la cual los ciudadanos participen activamente en el debate político.

Es preciso alentar a todos los miembros de la sociedad a que se comuniquen a cielo abierto con los ángeles de la guarda, para que no haya más confabulaciones tras puertas cerradas con diablos y demonios.

Podría parecer que un cambio así en las elecciones sería revolucionario. Sin embargo, es la única manera de avanzar y progresar. Ya ahora podemos ver a dónde nos conduce la decadencia institucional y moral.

Publicidad

La publicidad es una de las mayores plagas para los ciudadanos de Estados Unidos. Extendida por todas partes, incluye ya las relaciones públicas y el manejo de imagen, con lo cual genera y controla todos los aspectos de nuestras vidas. Las empresas han llegado a ser tan poderosas gracias a la publicidad, con lo cual pueden manipularnos a su gusto, mientras que sus verdaderos clientes y agendas están ocultos donde no los podemos ver. Los publicistas han conseguido destripar lo que alguna vez fueron los periódicos y las revistas; los publicistas, que trabajan día y noche para convencer a los ciudadanos ordinarios, cansados después de un largo y tedioso día en el trabajo, de que son normales e incluso lógicas cosas como la abominación de las interminables guerras extranjeras y las ganancias desaforadas de los multimillonarios. Esos publicistas, con sus sagaces comerciales de televisión, no desempeñarán ningún papel en estas elecciones. Estas elecciones se tratan de buscar la verdad y el buen gobierno y tienen la misión de crear una sociedad justa y equitativa.

Cómo conducir estas elecciones especiales

Nuestra única opción es celebrar elecciones especiales para elegir al Presidente y al Congreso de Estados Unidos. Esta vez, hay que hacerlo en una manera plenamente transparente, bajo estrecha supervisión de una comisión internacional, y sujetos a numerosos criterios objetivos que garanticen que los ciudadanos cuenten con información precisa, que todos los candidatos viables tengan la misma exposición, que todos los ciudadanos tengan la oportunidad de votar y que todos los votos sean contados de manera verificable, de manera que haya registro concreto de cada voto emitido una vez que las elecciones hayan tenido lugar.

Unas elecciones como éstas son nuestra única opción. Sin embargo, para noviembre de 2020 no estaremos listos para elecciones como éstas.

El hecho no tiene por qué preocuparnos. Las supuestas elecciones del 3 de noviembre serán de naturaleza francamente anticonstitucional; por lo tanto, serán totalmente aceptables en sentido legal, constitucional y ético.

Una situación como ésta exige que, a comienzos de 2021, celebremos unas elecciones estrictamente reguladas y transparentes. Si bien la fecha exacta quedará determinada en las inminentes negociaciones que llevarán a cabo los ciudadanos honestos y dedicados, por mor de la discusión sugiero que las fechas de votación podrían ser entre el 15 y el 20 de enero de 2021, con lo cual se daría tiempo a que toda persona con empleo pueda votar. Es patente que no se dará información alguna sobre los resultados de la elección hasta que todos los votos hayan sido confirmados de manera científica.

Posiblemente las elecciones tomen más tiempo, por lo cual se deberá nombrar un gobierno temporal para la transición. Puesto que en la actualidad los Poderes Ejecutivo y Legislativo no acatan las leyes y están controladas por financieros y por los ricos, dicho gobierno temporal de transición es preferible por mucho al que tendremos si no hacemos nada.

Éstas no son sino unas cuantas sugerencias sobre la manera en que pueden celebrar estas elecciones especiales. No obstante, quiero subrayar que los detalles se determinarán a lo largo del proceso de implementación y que, al día de hoy, mi papel se reduce a comunicar un esbozo general.

Presupuesto

Para que puedan realizarse de manera confiable y transparente, las elecciones en Estados Unidos deberán contar con un presupuesto significativo. Una vez que se hayan prohibido los anuncias comerciales y las prácticas corruptas de recaudación de fondos por parte de los ricos, o el uso de dinero sucio a través de grupos de acción política mal definidos, el costo de las elecciones será mucho menor. No obstante, costará muy caro hacer cumplir las prohibiciones.

Lo que sí se puede decir en definitiva es que los costos de realizar las elecciones (incluyendo los costos de informar a los ciudadanos acerca de los diversos temas) no pueden ser sufragados por las empresas ni por individuos ricos que tengan alguna clase de interés financiero en el resultado de las elecciones.

En tiempos normales, lo mejor sería que el gobierno cubriera el costo total de las elecciones de una manera transparente. Tristemente, no vivimos en tiempos normales. El gobierno federal y los gobiernos de los estados han encargado muchas de sus funciones vitales a compañías privadas. Las decisiones que toma el gobierno a menudo están supeditas a poderosos intereses financieros, que no tienen sino total desprecio por las necesidades de los ciudadanos.

El presupuesto para elección se debe proporcionar de manera confiable y transparente y debe ser controlado por quienes no tengan ningún interés financiero en el resultado de las elecciones. Dado el nivel de corrupción de la política estadunidense, me parece que este requisito es prácticamente imposible de cumplir. No obstante, creo fervientemente que en Estados Unidos hay personas con el compromiso ético y la valentía para desempeñar ese papel, diseñando un sistema financiero ético. Si estos americanos dan un paso adelante, entonces un buen número de sus conciudadanos responderán al llamado y seguirán su ejemplo.

El financiamiento para estas elecciones debe hacerse de manera creativa, asegurando que el dinero no tenga nexos con los ricos y poderosos. Si el gobierno u otra organización no lucrativa y transparente ofrece los fondos necesarios, será preciso garantizar que se apliquen de modo que no se puedan manipular con facilidad. Debemos crear un gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo.

Fecha

Propongo que las elecciones tengan lugar en una semana a mediados de enero de 2021 (entre el 17 y el 23). Esto daría tiempo suficiente para preparar un proceso electoral limpio y confiable, en el cual todos los ciudadanos puedan participar, y en el que todos los candidatos legítimos puedan presentar sus ideas ante el público.

Estoy seguro de que, si contamos con una semana, todo el mundo tendrá tiempo para emitir su voto y que, antes de que terminen las elecciones, habrá tiempo para resolver todos los problemas relacionados con la votación. Incluso aquellos que trabajan largas horas casi todos los días de la semana tendrán tiempo para votar y, más importante todavía, para hablar las cuestiones con los vecinos.

En último término, el objetivo de las elecciones no es ofrecer el poder a quienes están apoyados por los intereses empresariales, sino garantizar que los ciudadanos puedan recibir la educación que necesitan para comprender lo que está en juego, y que tengan motivación suficiente y se sientan lo suficientemente empoderados para desempeñar un papel protagónico en las decisiones sobre nuestro futuro.

Supervisión

El proceso para elegir al Congreso y al Presidente debe estar bajo la estricta supervisión de un grupo comprometido con el proceso democrático y la transparencia. Las facciones de los ricos y poderosos que buscan subvertir nuestra democracia y despojar a los ciudadanos del derecho a contar con información precisa no podrá influir sobre este grupo.

El nivel de corrupción del sistema electoral de Estados Unidos es tal que, al principio, será necesario contar con un comité internacional que vigile el proceso. No obstante, dada su naturaleza internacional no podrá garantizar la transparencia, la responsabilidad o la honestidad del comité.

Hay numerosas ONG con nombres y logotipos atractivos que estarán bien satisfechas de seguir las órdenes de los ricos y poderosos.

Será fundamental para las elecciones el identificar y empoderar a un grupo global de individuos éticos y valientes que sean capaces de conducir el proceso.

Dado el nivel de corrupción de los gobiernos a nivel estatal y federal, así como de las organizaciones políticas que se arrogan el derecho de conducir al país, no tenemos más alternativa que solicitar la ayuda de un comité internacional que supervise las elecciones. Existe el valioso precedente de comités que han desempeñado un papel semejante en otros países.

Si bien su naturaleza será internacional (aunque por supuesto incluirá estadunidenses), este comité no estará conformado por representantes de naciones-Estado, sino por expertos en elecciones y procesos democráticos, de manera que los intereses domésticos de Estados Unidos no puedan presionarlos con facilidad.

El comité internacional determinará las generalidades de las elecciones y supervisará sus resultados. El comité será el encargado de determinar en última instancia la legitimidad de las elecciones.

También se integrará un comité doméstico para vigilar el proceso electoral en Estados Unidos. Dicho comité estará integrado por valientes ciudadanos de integridad moral y compromiso democrático. Irónicamente, para restaurar la democracia será necesario seleccionarlo de acuerdo a sus valores éticos, y no por medio del sistema político corrompido que dominan Demócratas y Republicanos.

El comité doméstico de las elecciones desglosará el proceso que seguirán las elecciones a nivel estatal y distrital. El comité deberá resolver la cuestión del Colegio Electoral, de naturaleza profundamente antidemocrática, y la determinación de límites geográficos para los particos políticos, que ahora se manipula a favor de los partidos políticos, así como el uso de máquinas para votar que no son confiables y otros graves desafíos contra el voto. El comité doméstico y sus miembros trabajarán junto con los ciudadanos para resolver las cuestiones específicas del proceso.

El comité doméstico se asegurará de que todos los candidatos cuenten con la oportunidad de dirigirse al público y garantizará que las campañas se concentren en las necesidades del país y el análisis científico de los problemas y las políticas. Asimismo, pondrá a disposición de todos los ciudadanos máquinas para votar que sean precisas y verificables, para que no quepa margen para la manipulación de los votos. Entre las tareas fundamentales del comité estará asegurar el conteo preciso de votos y el proceso transparente para elegir las máquinas, dando garantías de que éstas no podrán ser intervenidas y que dejarán registros verificables en papel.

Con el futuro a la vista

Nadie debe engañarse a sí mismo en cuanto a los retos que enfrentaremos para poder celebrar una elección clara. Son muchas las fuerzas cuyos privilegios peligran debido al acceso a una información precisa y al cálculo exacto de los votos. Por muchos años, estas fuerzas han querido contener el empuje a favor de una verdadera democracia.

Pese a todo, la necesidad es tan grande y tan poderosa es la voluntad de los ciudadanos, que estoy seguro de que esteremos a la altura de la ocasión y podremos hacer avanzar la democracia. Ojalá se unan a nosotros.

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